Soy lo que las circunstancias me proponen que sea. Una ola del mar, el gris de una tarde llena de melancolía. Soy el gozo de un niño corriendo detrás de una pelota. He hecho cosas y estado en lugares que nunca soñé. He tropezado con las piedras con las que tropiezan todos (desamor, soledad, frustración, desaliento, desempleo, pobreza....) Mis debacles amorosas las convierto siempre en poemas y tengo una decena de cuentos que sólo mi madre ha leído. Escribo desde niño y sueño con ver mi nombre en la acartonada tapa de un libro. Hace unos días una gran amiga, a quien le suelo compartir mis escritos me dijo: “Marco, porque no te creas un Blog, a mucha gente le gustaría leer lo que escribes”. No sé si fue la sinceridad de sus palabras o la honda necesidad que tengo por sentirme escritor, pero esa misma tarde me puse el overol y comencé a trabajar en lo del Blog. Y aquí me tienen metido en esta aventura que no sé dónde vaya a terminar. Por lo pronto ya empecé a escribir la novela que hace años daba vueltas en mi cabeza. En semanas la compartiré con ustedes.